Order-to-Cash, Procure-to-Pay, Static Read: la nueva política de licencias confunde a los usuarios
Aún podemos mostrar mayor empatía hacia ti", prometió el CEO de SAP. El diccionario describe el término empatía como "la disposición y capacidad para empatizar con las actitudes de los demás". En otras palabras, SAP quiere escuchar a sus clientes, evolucionar y mejorar. A esto siguió inmediatamente el anuncio de la simplificación de los precios de las licencias ("Y hoy anuncio la simplificación de los precios").
A grandes rasgos, los derechos de licencia por uso indirecto deberían calcularse ahora -hay que admitir que sólo en determinadas constelaciones- en función de los pedidos y ya no, como es habitual, a través de usuarios definidos. Esto debería aplicarse en cualquier caso si los usuarios de aplicaciones de terceros no son empleados del cliente SAP sino, por ejemplo, clientes finales.
Parece que el nuevo precio pretende cubrir todo lo que no se podía cobrar con tipos de usuario como "NetWeaver Foundation para aplicaciones de terceros" porque demasiados clientes lo rechazan. ¿Con qué justificación tiene un cliente que pagar tasas de licencia separadas a SAP cuando un consumidor hace un pedido en un sistema de terceros, cuando todos los usuarios del sistema SAP ya tienen licencias?
Por cierto, la última PKL sigue constando de 202 páginas y en ella todavía se pueden encontrar normativas como la "Fundación NetWeaver para aplicaciones de terceros"; uno busca en vano "precios simplificados". ¿Quién piensa que eso es malo?
Numerosas excepciones
Bill McDermott también dijo en mayo de 2017: "El acceso de lectura estática en sistemas de terceros son sus datos." Por un momento, se creyó que la promesa de simplificación y empatía podría encontrar ahora su camino en la política de licencias de SAP después de todo.
Entretanto, hay indicios claros de que se van a producir numerosas excepciones a este principio y que, por ejemplo, en diversas constelaciones el cliente de SAP también deberá (seguir) pagando por la mera exportación de datos de SAP, entiéndase datos que él mismo ha generado, mediante la compra de licencias adicionales.
Es indiscutible que SAP, como fabricante, tiene intereses legítimos en una remuneración adecuada por sus modernos productos de software y que a veces se conceden licencias insuficientes a algunos usuarios sin justificación.
Sin embargo, SAP debería darse cuenta de que los derechos de licencia no pueden exigirse ilimitadamente y una y otra vez por las mismas acciones; se requiere un factor de conexión legítimo para una obligación de licencia. Los usuarios tienen derecho a utilizar el software según lo previsto.
Por cierto, cabe dudar de que SAP tenga más éxito económico con la actual política de licencias que con un compromiso claro de condiciones justas, transparentes y jurídicamente resistentes.
Un Waterloo para SAP
El equilibrio entre los límites cada vez más estrictos de las obligaciones de concesión de licencias, la injerencia cada vez más intensa en la esfera de los clientes y la fría demanda de participación en el intercambio de datos en los sistemas en red no sólo parece cuestionable desde el punto de vista jurídico en varios lugares, sino que disuade a muchos clientes de realizar nuevas inversiones.
En nuestra práctica de consultoría, observamos una voluntad claramente creciente de resistirse a determinadas exigencias de SAP.
Al fin y al cabo, afortunadamente seguimos viviendo en un Estado constitucional y no en una autocracia donde sólo se aplica la ley del más fuerte. Que esto debería plantearse más pronto que tarde lo está experimentando dolorosamente en la actualidad nuestra valiosa e importante industria automovilística.
Para SAP, ahora todavía podría ser el momento de recapacitar y despedirse claramente de las posturas anteriores, especialmente en lo que respecta al uso indirecto. De lo contrario, existe el riesgo de que la cuestión se convierta en un auténtico Waterloo para SAP, tanto jurídica como económicamente.